Seguidores

viernes, 4 de febrero de 2011

CAPÍTULO 5: Renacer

¿¡Eh!? ¿Qué pasa? ¿Dónde estoy? ¿Cómo he llegado hasta aquí? Estoy como…cansado… No, no puede ser, me acabo de despertar. Pero… ¿Dónde estoy? ¿Qué me ha pasado? No recuerdo nada, ni mi nombre, ni mi vida ni nada. ¿Quién soy yo? A lo mejor me están haciendo una prueba científica rara. ¿Y si se trata de un experimento? No puedo mover los brazos en esta caja en la que estoy. Se está muy incómodo. Podían haberlo puesto mejor los científicos. Más amplio, no sé. ¿O tal vez no han sido científicos? ¿Y si ha sido una mafia? No, seguro que no.
No siento las piernas. ¿Qué me pasa? Yo… no… no recuerdo… nada. ¿Y si me han borrado la memoria? No, eso no existe. ¿O sí? ¿Quién sabe? Si no recuerdo mi propio nombre, ¿cómo voy a recordar el mundo que me rodea? Aunque de eso sí me acuerdo. ¿Cómo puede ser? Recuerdo una lluvia pesada, una calle llena de gente, los pitidos infernales del atasco… Pero no recuerdo por qué había atasco. Aunque no todos los atascos tienen una causa, al menos no una aparente. Aunque puede que todos tengan una causa.
Bueno, eso me da igual, yo estoy encerrado en esta caja y empiezo a sentir las piernas entre pinchazos. Sí que es incómodo esto, sí. ¿Por qué estaré aquí? No se porqué, ahora consigo recordar una mujer de gran belleza, entrando por una puerta. ¿Esa mujer es la responsable de mi muerte? No, no puede ser, es demasiado buena, al menos en apariencia. Eso, destellos rojizos, pelo castaño, nariz alargada, pero una cara de preocupación que no concuerda con esos rasgos tan bellos. Esa mujer debería preocuparse menos, le quedaría mejor. ¿Vaya frase más rara no? Le quedaría mejor preocuparse menos. Extraño. Aunque lo más extraño es que esa cara me resulta familiar. Extremadamente familiar, mucho. ¿Por qué será? Ni idea. ¿Yo cuantos años tengo? No lo sé, pero me da la sensación de que ella, esa mujer, como se llame, ¿cómo se llama?... Da igual…Bueno, ella tiene que ser de mi edad porque… porque sí… porque lo sé, no sé por qué lo sé, pero lo sé.
Me parece recordar algo más… Un cartel… Piso desahuciado pone. No lo entiendo. ¿Qué relación puede tener? Ninguna. ¿O sí? Tal vez esa mujer este preocupada porque le han desahuciado su piso. No, no tiene cara de tener problemas económicos. Por cierto, ¿cómo es una cara de tener problemas económicos? ¡Cuántas estupideces digo! Menos mal que los demás no me oyen cuando pienso, que si no se pensarían que estoy loco. Recuerdo ahora a la mujer entrando por la puerta con el cartel. ¡Hala! De repente… fiummm… se ha ido hacia arriba. Y sube una ventana… y otra… y otra… y otrayotrayotra… cada vez suben más rápido… ¿Eh? ¿Qué pasa? Estos recuerdos han desaparecido de repente. ¿Por qué? Tal vez ahí se acabara. ¿Cómo se va a acabar ahí? La vida no acaba de golpe y vuelve a aparecer. No, no es así… A no ser que esté muerto.
Pero yo estoy vivo. ¿No? ¿Estoy vivo? Hombre, siento las piernas  y los brazos y eso, como si estuviera vivo, aunque tampoco sé como es eso de estar muerto. Nunca me he muerto antes. Nunca lo he estado. Ja, ja, ja. ¿Cómo iba a estarlo? Aunque sí parece que esté en un ataúd. ¡Estoy en un ataúd! Todas las piezas de mis recuerdos empiezan a encajar ahora. No estoy muerto, eso lo primero. Sólo fue que salí por la ventana, la del principio del recuerdo de la mujer. Y las ventanas no subían, sino que bajaba yo. Caía por la fuerza de la gravedad. 9,8, bonito número. Entonces perdí el conocimiento. Sí, creo que eso es lo que habría ocurrido. Sí, eso habría ocurrido.
Vale, pero, ¿y después? ¿Qué pasó después? ¿Me han enterrado? ¿Vivo? ¡Me han enterrado vivo! ¡Han  cometido un grave error! No estoy muerto. Debo salir de aquí. Golpear fuerte, a ver si me oyen. Nada, es inútil. Por aquí no pasa nadie, es un cementerio. Sólo puedo esperar a que la muerte caiga sobre mí. Moriré de frío, deshidratado y con hambre. Vaya fin más penoso. ¡No! ¡Debo luchar! ¡Golpearé más fuerte!
¡Parece que se oyen voces! Es mi salvación. Hay que hacer ruido. No tengo fuerzas suficientes. Las voces vienen hacia aquí, pero pasarán de largo, no me oirán. Eso seguro. No puedo hacer suficiente ruido. Parece que las voces se han parado. ¡Aaaaah! ¡Qué ruido más fuerte a mis pies! ¿Qué estarán haciendo? Es verdad, tienen que romper la parte de abajo para sacarme. Buffff. Esos golpes retumban en mi cabeza como si se los dieran directamente a ella. Es pero que la rompan pronto. Un golpe más, otro… Parece que ya se ha roto. Sí. Me mueven. ¡Me mueven! Me sacan de aquí. ¡Me están salvando! ¡Bien! ¿¡Eh!? ¿Por qué no me dejan en el suelo? Parece que me llevan a algún sitio. Ah, claro, tonto de mí, tienen que abrir el ataúd. Me llevan a abrirlo. Les oigo decir algo. Y se oye una música de fondo… Mejor me centro en la conversación, a ver que dicen:

-… mira que Iron Maiden… ¿No podías traer otra cosa?
- Oye, me parece lo más adecuado para la situación.
-Sí, eso para ti que sabes inglés. Pero es que sólo tú y el Líder sabéis inglés.
-Vale, vale, pero no te pongas así…

¿El líder? ¿A quién se refieren con el líder? Tal vez sea un mote. Pero no me parece que tal y como lo dicen sea muy cariñoso. Suena más bien con respeto, como si fuera su jefe. ¿Pero quién llama a su jefe el líder? ¿Serán de una secta? A mí igual me da, con tal de que me saquen de aquí… Parece que siguen hablando. ¿Qué dirán?

-…six six six, the number of the beast. Saaacrifice is going on toniiiiight. ¿No me digas que no mola? Y además pega con lo que estamos haciendo
-Ya sabes que el inglés y yo no somos muy buenos amigos. Anda… tradúcemelo.
- ¡Pero si es muy elemental! Seis seis seis, el número de la bestia. El sacrificio continúa esta noche.
- Vale. Ahora sí lo entiendo.
- ¿Lo ves cómo mola?
- Bueno, bueno… Molar, molar, lo que se dice molar… Tampoco es para tanto. Aunque la verdad es que sí que pega. Sobre todo lo del sacrificio.

¿Sacrificio? ¿Me van a matar? ¿Por qué?

- Oye, este es mi primer sacrificio humano. ¿Es el tuyo también?
- ¡Claro! Nos unimos juntos, cerebro de plastilina. ¿Cómo iba a haber hecho yo algo que tú no hayas hecho?
- No sé… ¡Como tú eres el ojito derecho del Líder!... Tal vez…
- ¡Qué va! ¡Si todo el mundo sabe que nuestro Líder no tiene favoritos! Ya me gustaría a mí serlo, ya…
- Pues a mí que me parecía que te daba un trato especial… Serán imaginaciones mías…
- Eso será. Porque la verdad, a mí no me trata de forma especial.

¡No! Me van a matar. No puede ser. Casi prefiero quedarme dentro. Debo hacer que sepan que estoy vivo. ¡No! Entonces me matarán. Aunque si no hago nada también me matarán. Mejor me muevo. ¡Vamos! Solo se me mueve un poco la pierna. Ni siquiera hace ruido. Tengo que volver a intentarlo. ¡He conseguido hacer algo de ruido! Aunque solo es un ruidito, parece que me han oído.

- Me ha parecido oír un ruido.
- A mí también, aunque aquí todo cruje. ¿No te irás a cagar ahora?
- La duda ofende… Por supuesto que no. Pero… aceleremos un poco, ¿vale? Solo por si acaso. Que es que pueden pasar tantas cosas…
- Vale, vale, te entiendo, pero solo lo hago porque tú me lo pides. Yo no tengo ni un ápice de miedo. Aparte, no queda mucho para llegar hasta el Líder.

¡Au! ¡Jooodo! Pues sí que han acelerado, sí. Ha sido como un paso repentino de 0 a 100 kilómetros por hora, o 27,8 metros por segundo. ¿Pero cómo puedo ponerme yo a cambiar de unidades ahora? ¡Que voy a morir! Será por el golpe que me he dado en la cabeza. Al acelerarse, claro, me he ido para atrás y cloc, cabezazo. ¡Cómo duele! ¡Ay! Ahora un golpe en los pies. Se nota que están parando, o por lo menos frenan. No podían tener más cuidado, no… Aunque claro, para llevar a un presunto muerto… ¿Creerán que estoy muerto? ¿O sabrán que estoy vivo y me querrán matar? No, no creo. Con lo asustados que están, no. ¡Ouch! Estos golpes me van a matar antes de que ellos puedan hacerlo. Me han dejado caer al suelo. ¡Vaya! ¡Qué voz más… más…¡Más!! Parece como si procediera de los mismos infiernos… Y les está echando la bronca.

-¡Qué os he dicho antes! ¡Que lo tratarais como si estuviera vivo! ¿Y qué hacéis vosotros, hijos de Gabriel? ¡Vais vosotros y lo estampáis contra el suelo! Vaya par de incompetentes.
-Pe… pero…
-Ssshhh, calla, deja hablar al Líder.

Eso, eso, dejad que os eche la bronca, que casi me rompéis la espalda

-Pero bueno… ¿Me habéis hecho caso? ¿Habéis ido exactamente a la tumba que os dije?
-Sí, Líder
-Vale, era de suma importancia que me trajerais ese y solo ese cuerpo. Gracias a él podremos ejecutar nuestro gran rito SATÁNICO… ¿Pero por qué tenéis esas sonrisas estúpidas en vuestras caras? ¿Es que Satán os hace gracia? ¿Acaso os reís de él?
-N…No señor… digooo… ¡No, Líder!
-¡Pues entonces borrad esa expresión de imbéciles de vuestras caras! Como iba diciendo, era de vital importancia que fuera ese cuerpo.

¡Un momento! Si sabía que me quería a mí, por algo sería. Pero, ¿por qué? Yo no he hecho nada especialmente bueno o totalmente malvado. ¿O sí? Hay una noche que no recuerdo. Recuerdo que no la recordaba, pero no consigo recordar esos recuerdos. ¡Vaya trabalenguas! ¡Eh! ¡Otro momento! Si sabe que yo estaba en esa tumba, también sabía que yo sigo vivo. Si no, ¿por qué razón me querría solamente a mí? Porque yo otra razón no veo… ¡No! ¡Es que no hay otra! ¡Este hombre me quiere matar! ¿Y por qué un satánico me querría matar? ¿Y si es uno de los que me hizo perder todo esa noche? No consigo recordar quiénes eran, qué hacían ni nada por el estilo, solamente sé que eran una organización, aunque no sé por qué lo sé.
¡Qué pena que no vaya a tener ya tiempo para investigarlo! Haría todo lo posible por saber la verdad, pero voy a morir en cuestión de minutos, eso ya lo tengo claro. Abrirán el ataúd y, aunque consiga moverme, será tan poco que no se darán cuenta y, aunque se dieran cuenta, llevan tal ansia de sacrificio que me matarán de todas formas. Como diría José Mota: “El ansia, ansia viva… El ansia viva les corroe” Hay que ver lo maravillosa que puede llegar a ser la mente humana. Yo a punto de morir y no pienso en otra cosa que en un humorista. Vamos bien, ¿eh? Ahora es cuando va mi subconsciente y me responde.
Bueno, volviendo a lo de antes. Abrirán la tapa, me moveré poco o nada, dará igual, y en la oscuridad de la noche me sacrificarán ante Satán. ¡Qué bonito! Y luego se encargarán de limpiar esto bien para que nadie los pille. Un plan perfecto. ¿Quién sabe si esto habrá ocurrido más veces en Torrero? Ya no digo en otros cementerios, sino en este cementerio, en el cementerio de Torrero, que parece ser un cementerio normal. Porque que ocurra en países que no sé ni cómo se llaman… pues puede ser. Pero aquí en Zaragoza, nunca lo imaginé. Hay que ver la de sorpresas que nos guarda la vida. Algunas son malas, y las demás son peores.
Esta supongo que será de una tercera categoría, las mortales. Aquellas de las que cuando te enteras, ya es demasiado tarde. Ya estás perdido. Ya te van a matar, o ya has comenzado la estupidez que dará fin a tu vida. ¡Anda! Ya es la segunda vez que me pasa. Antes, en la casa esa, y ahora. Solo faltaba que sobreviviera a esto de nuevo. Entonces ya alcanzaría el rango de inmortal o algo así.
Jaja. Eso nunca sucederá. Vivo en la vida real, no en un mundo de dioses griegos y divinidades nórdicas. Si así fuera, tendría superpoderes o algo por el estilo. No tendría que preocuparme por los demás, ellos tendrían que preocuparse por no ofenderme. ¡Qué mierda! Todo el mundo estaría diciéndome que soy perfecto por evitar que les haga algo malo. ¿Es que no se dan cuenta de que así me hacen más mal que diciéndome la verdad? ¿Estoy hablando como si fuera un dios? Mejor dejemos este tema, que igual me lo acabo creyendo y todo. ¿Y por qué hablo en plural? Es como si hubiera alguien más en mi cabeza, aunque no hay nadie, pero eso me ayuda a reflexionar. Es verdad.
Bueno, parece que se oye ruido ahí afuera. Me da la sensación de que tengo que ir despidiendo ya de mi vida. A mi no me está pasando eso de que pasa la vida por delante de los ojos. Pero bueno, es normal, no recuerdo ni como me llamo, me voy a acordar de cómo ha sido mi vida. Jaja. Parece que el Lidercillo ese dice algo:

-Vamos, ya sabéis que hacer. Abrid la tapa en cuanto yo os diga. Luego sacad el cuerpo y ponedlo encima de este altar de sacrificio improvisado. Pero con mucho cuidado. ¡Como se os caiga! Luego comenzaremos el ritual, ¿de acuerdo?
-Sí, Líder.
-Sí, Maes… digo, Líder
-Bueno pues, a la de tres levantáis la tapa, ¿está bien?
-Sí, Líder.

Uno, dos y tres. La tapa se ha abierto. Puedo ver la luz del día. ¿La luz del día? Pero… ¿estos rituales no eran siempre de noche? Igual es un ritual especial, ¿pero cómo han conseguido entrar aquí tan fácil de día? No lo sé. A lo mejor no estoy en Torrero, como pensaba antes. A lo mejor estaba por el campo enterrado. No, eso no puede ser. Estaba en un nicho, me han bajado de él. Bueno, tal vez esté en el cementerio de un pueblo. Sí, eso sí puede ser. En los pueblos hay menos seguridad en los cementerios. Bueno, en los cementerios y por todo el pueblo. Nunca se ve a un policía por la zona, a no ser que pase algo muy raro.
Parece que me llevan al altar. Ahora sí que van con cuidado. Tengo que intentar moverme en el altar. Ahí seguro que me ven. Sí, eso haré. Ya estoy encima. Parece algo frío, como mármol. Voy a intentar abrir los ojos. Al menos, reconoceré a los que me han matado. ¡Vaya! El cielo está rarísimo hoy. Veo el Sol, aunque parece algo más pequeño, pero luego también hay muchos puntitos de luz. Parece como si fueran las estrellas y la Luna, pero de día. Nunca antes había visto algo así.
Alguien se acerca. Es el Líder, lo noto por sus pasos. No son como los de los que me han llevado. Son unos pasos más sutiles, pero a su vez, llenos de seguridad. Por fin podré ver su cara. ¿Eh? ¿Me está susurrando algo al oído? Bah, será parte del propio ritual. No, no, lo está volviendo a hacer más veces  y cada vez más fuerte.

-Despierta, muévete, coge fuerzas… Muévete, vamos, tú puedes, despierta y levántate. Yo no te puedo salvar si no haces eso.

No sé por qué, me siento capaz de hacer lo que me ha dicho. Voy a concentrarme al máximo y aprovechando que tengo los ojos abiertos voy a girarme, a bajar las piernas y luego me pondré sentado sobre el altar de mármol. Vamos. Allá va una pierna, detrás la otra. Ya me he girado. Ahora solo me queda incorporarme. Ya está. ¿Quiénes gritan de esa forma? ¡Ah! ¡Son los que me han traído hasta aquí! ¡Qué rápido se les ha ido el valor!
Pero aun estoy en peligro. El Líder no se ha ido. Está detrás de mí, acechante, preparado para acabar con mi vida. Ya lo imagino alzando su daga para darme el golpe final. Bueno, no tiene por qué ser una daga, pero todos los malos de las películas tienen una. Seguro que está a punto de matarme. Ya oigo su brazo bajar. ¿Qué? ¿Ha fallado? ¡Se ha quedado a veinte centímetros de mis piernas! El puñal que tenía se ha quedado clavado en el mármol.
Tal vez no me quería matar. Pero, ¿por qué todo esto? No lo entiendo. ¿Para qué tantas molestias? ¿Acaso es una cámara oculta? Imposible. Mi caída desde esa casa no era pronosticable ni simulable. No puede ser una cámara oculta. ¿Entonces qué?
Parece que el Líder quiere hablar conmigo. Tal vez me cuente la verdad. O tal vez simplemente sea una artimaña para matarme. ¿Quién sabe? Pero mi corazón me dice que debo hablar con él, y eso voy a hacer. Total, ya me pensaba muerto hace unos instantes.

-¿Hola? ¿Quién eres? ¿Por qué me querías?
-¡Eh! ¡Menos preguntas, hombrecillo! Yo soy el Líder, ¿no lo has oído?
-Sí, algo así oí desde ahí dentro…
-Pues entonces ya lo sabes.
-Es… es verdad. ¿Pero por qué me querías a mí y solamente a mí?
-Déjame mi tiempo, ya te lo explicaré- su voz cada vez se volvía más suave y agradable al oído-. Primero empecemos por el principio. ¿Me dejarás hablar sin interrupciones?
-Por supuesto.
-Como ya te he dicho, yo soy el Líder. Soy el líder de una secta satánica, por así denominarla, aunque su finalidad no es ni mucho menos satánica, pero eso irá después. Ya te lo explicaré luego. Yo me encargo de buscar jóvenes que se quieran poner a mi servicio para hacer todo tipo de ritos, aunque los ritos solo sirvan para llamar su atención. Todos ellos me conocen como el Líder. Solo tengo un sirviente permanente. Él se encarga de que no me pregunten cosas sobre mí. Yo soy el Líder, no tengo pasado ni futuro. En realidad, no existo. Soy como una sombra que se desliza sigilosa y silenciosamente por toda la ciudad. Nadie la conoce como yo. Los callejones oscuros son mi hogar, siempre lo han sido. Mi vida es un misterio, y así quiero que sea. Perdona un momento, llevo la garganta fatal.

¿Pero que hace? ¿Adónde va? Está yendo hacia su bolsa. ¡Va a sacar algo! ¿Y si saca un cuchillo y me mata? ¡Ha brillado! Seguro que ese brillo es del filo del cuchillo. Ah, no, no parece afilado, ¿pero qué es eso? Ah, vale, es una petaca. Va a beber de ella. Claro, por eso lo de la garganta.

-¿Quieres?
-¿Qué es?
-Solo una infusión para suavizar la garganta. Prueba.

Ha extendido la petaca hacia mí. ¿Qué hago? ¿Bebo o no bebo? Si bebo, puede que sea veneno, pero si no bebo se enfadará y me matará. No sé qué hacer. Pero él ha bebido de la petaca. Entonces no puede ser veneno. A no ser que no se lo haya tragado…

-¿Quieres?
-Vale, beberé.
-¿Qué te parece?
-El sabor es bastante amargo, pero no está mal teniendo en cuenta que odio todas las infusiones.
-Ja, ja, ja- su risa parece la de un niño, cosa que desentona con su cuerpo-. A nadie le gustan, pero la verdad es que siempre hacen su efecto.
-¿Y cuál es el efecto de esta?
-Suavizar la voz, ¿no lo notas en la mía?

Es verdad. Su voz no se parece en nada a la del comienzo. Cuando estaba en el ataúd, su voz era áspera, como forjada en lo más profundo del inframundo. Ahora, su voz es más melodiosa. A su estilo, pero parece como si estuviera cantando una misteriosa cancioncilla. Eso aumenta el halo de misterio que le rodea aún más que su imagen.

-Es verdad.
-Pues eso. A lo que íbamos. Ahora ya sabes quien soy, bueno, más bien sabes quien no soy. Ja, ja, ja. Nadie sabe nada sobre mí. Es lo mejor de ser yo. Volvamos al grano, que me voy. Ahora hablemos de mi organización. Somos una secta, sí. Hacemos ritos con animales. Rara vez los hacemos con los humanos, y nunca matamos a ninguno. Simplemente es un rescate de gente enterrada viva. Son muchos los casos de catalepsia y últimamente hay mucha gente que se da por muerta pero en realidad está viva. Cada vez la policía lo mira menos. Siempre que hacemos estos “rescates”, se asustan mis seguidores y tengo que buscarme otros nuevos. La verdad es que estos últimos que se han ido ya no volverán, y menos mal que no volverán, porque ya tenía ganas de que se fueran. Eran verdaderamente tontos. No los podía soportar. No sabes el favor que me has hecho. Gracias.
-De… de nada.
-Y bueno, lo que te quería decir es que todos creen que hacemos ritos satánicos, pero en realidad salvamos gente. Bueno, yo los salvo. Ellos huyen. Aunque debo confesarte una cosa. Esta noche casi no consigo salvarte. Menos mal que te has levantado. Creí que te tendría que matar.

Pff. De la que me he librado. Un momento, ¿esta noche? Pero si es de día. No puede ser. Aunque el día esté algo raro es de día. Nunca había visto tantos focos de luz en el cielo. Ya no sé qué pensar.

-Un momento, tú has dicho esta noche, pero es de día, ¿no?
-Se me olvidaba que a todos os pasa lo mismo.
-¿A todos? ¿A qué todos?
-A ver, tengo que decirte que te he mentido. No salvamos a todos los que entierran vivos. Desenterramos a aquellos que han sufrido una “mutación” en su pseudomuerte.
-Pseudomuerte, ¿Qué es eso?
-Pseudomuerte es ese estado aparente de muerte por el cual os entierran, nos entierran. Es la “muerte falsa”: pseudo-muerte. Escucharás más veces este término. Deberías aprendértelo. En este estado se generan algunos cambios totalmente increíbles.
-¿Cómo cuáles?
-A ver como te lo explico… No te lo tomes a mal, pero nunca había salvado a alguien tan curioso como tú. Son… son como una especie de superpoderes, aunque no sé cuál o cuales tendrás. Cada uno tiene los suyos. Debes descubrir cual es el tuyo. Todos los que tenemos esas mutaciones debidas a la pseudomuerte formamos parte de un clan. Somos los “Pupilas dilatadas”.
-¿Y por qué ese nombre? Cuanto menos, es muy raro…
-La verdad es que todos nosotros tenemos un superpoder común. Podemos ver en la oscuridad. Nuestras pupilas se dilatan en la noche y vemos como si fuera de día. Es algo que tenemos en común. El resto lo tendrás que descubrir tú. ¿Lo entiendes ahora?
-Sí, tengo las pupilas dilatadas y por eso esta noche me parece un día raro. Pero me faltan trozos de memoria, ¿es eso por la pseudomuerte? ¿Por eso no tienes pasado?
-Ja, ja, ja. Con lo de si lo entendías, me refería al nombre, pero bueno. A lo que me has preguntado, hay a gente que en la pseudomuerte se le borran trozos de memoria, pero a la hora de la pseudomuerte ya los han recuperado. Y no, yo recuerdo mi pasado, pero es que mola ser misterioso. Andar de noche, que nadie te vea, ser un desconocido, una sombra en mitad de la noche. Es lo mejor que te puede pasar. Al principio molesta que todos te olviden, pero la inexistencia, el anonimato absoluto es una gran arma contra cualquiera. No saber de dónde les vienen los tiros, y el factor sorpresa de la victoria. Bueno, parece que estemos en la guerra. No es así, pero siempre resulta muy útil.
-Antes hablaste de poderes. ¿Cuál es el tuyo?
-¿Crees que te lo voy a decir? ¡Pues te equivocas! Si te lo dijera sabrías más que yo, porque sabrías lo que se yo más lo que sabes tú, por lo tanto tú sabrías más, y eso no me gusta. Así que mejor no quieras saberlo, al menos no tan pronto. Nadie sabe si te volverás uno de la Organización.
-La Organización, ¿qué es eso?
-Por favor, no hagas tantas preguntas, que me agobias. No creo que sea buena idea que te cuente lo de la Organización ahora. Dejémoslo para otra vez.
-No, por favor, sea lo que sea podré soportarlo. Venga… Dímelo ahora.
-He dicho que no y es que no. Solo tienes que saber que son los malos. O los buenos, según cómo lo mires. Da igual, esto te lo explicará mejor Alfa.
-¿Alfa? ¿Quién es Alfa? Vaya nombre más raro, ¿no?
-Es un nombre raro, sí, pero a falta de otro… ¿Te acuerdas que te he dicho que solo tenía un sirviente permanente?
-Sí, por supuesto.
-Pues ese no es Alfa. Ja, ja, ja. Deberías haber visto la cara que has puesto. Bueno, como iba diciendo. Alfa no es mi sirviente, sino todo lo contrario. Él es el más antiguo de nosotros. Él sabe prácticamente todo sobre nosotros: nuestras debilidades, nuestras virtudes, cómo obtenemos nuestros poderes, sabe cómo detectar el poder que tenemos cada uno e incluso sabe como anular los poderes de cada uno de nosotros.
-Es… es una especie de genio, de oráculo.
-Es más que eso. Él tiene total conocimiento de nuestras mentes. Es su poder. Podría hablar dentro de tu cabeza hasta volverte loco si quisiera. Sabe lo que piensas, y puede hacer que cambies de opinión, pero no puede obligarte a cambiar forzadamente. Solo puede metiendo su voz en tu cabeza.
-Vaya…
-Parece que te he asustado. No, no es tan malo como parece. Él solo usa su poder para conocer en general lo que piensa cada uno. Solo utiliza su poder de hablar en la mente para casos de emergencia, o totalmente extremos. Desde que lo conozco, solo lo ha usado dos veces. Una de ellas fue culpa mía…
-¿Qué pasó?
-Un despiste. Olvidé decirle unas cuantas cosas a un novato como tú. Él empezó a descubrir sus poderes y a jugar con ellos. Cada vez era más poderoso. Hasta que al final acabo atacando con sus poderes a los humanos normales y corriente. Ten esto en mente, chico. Si quieres que no te descubran, no uses tus poderes en público. Nosotros lo tenemos prácticamente prohibido. Si no pasará como con este chico.
-¿Qué pasó?
-En serio, conoces otra pregunta diferente a qué pasó.
-Eeeehhhh, sí.
-¡Pues úsala!

Parece que Líder no quiere hablar de ese tema… Vaya, sí que le dejó afectado… Cada vez que me acerco a ese tema, se muestra reticente a seguir. Creo que si quiero saber más tendré que ir por otro lado… Aunque es muy raro que con el carácter que tiene el Líder evite un tema. Al menos no parece una de esas personas… Muy fuerte ha tenido que ser. Bueno, dejémosle, que las apariencias engañan. ¿Qué le pregunto? Ah, sí…

-Me has dicho que había tenido que usar su poder dos veces y me has dicho una. ¿Cuál fue la otra?
-No… No trates de querer saberlo, chico. No es bueno que lo sepas.
-Pe… Pero…
-Alfa te lo contará cuando lo vea necesario. Ahora debo irme.
-¡No! ¡No te vayas! ¡Aún tienes cosas que contarme, lo sé!
-¡Habla con Alfa!
-Pero tú lo sabes… ¿Por qué no me lo dices?
-Habla con Alfa
-Una cosa, tú me dices que hable con Alfa, ¿pero dónde esta Alfa?
-Está donde menos te lo esperas y nadie lo ve. Es tan bueno ocultándose como yo, pero él no necesita cambiar de sitio. Pasa desapercibido a todo el mundo. Ja, ja, ja, ja, ja
-¿Qué?
-Ja, ja, ja, ja, ja

Esa risa cada vez suena más lejana… Lo veo desaparecer entre la niebla. Nunca antes había visto niebla de noche. Bueno… nunca antes había visto de noche. Pero como puedo encontrar yo a Alfa… Está donde menos lo esperas y nadie lo ve… No necesita cambiar de sitio… No sé donde puede estar. Donde menos lo espero… Nadie lo ve… Pfff. Si lo viera entonces ya lo vería alguien, por lo tanto tiene que ser invisible. O eso o es una broma de Líder. Aunque todo lo que me ha sucedido parece una mala broma. Habrá que buscar las cámaras. Igual es un reality show de estos extraños…
Bueno, tengo que salir de aquí, no me puedo quedar aquí eternamente. Ya sé donde estoy. Ya estoy en la parte de asfalto. Ahora solo es seguir recto y ya está la puerta. ¡Vaya! La puerta está cerrada. Claro, se me olvidaba que es de noche. Tendré que buscar alguna forma de huir. A ver que hago… Un momento. Tengo superpoderes. ¿Y si trato de usarlos? Probaré mi superfuerza. Ese muro de ahí tampoco parece demasiado grueso ni resistente. Vale, a la de tres le doy un puñetazo y lo rompo. Una, dos, y tres… ¡Mierda! ¡Qué daño me he hecho! Suerte que no me he hecho ninguna herida, con lo poco que soporto yo la sangre.
Habrá que probar otra forma. Hay dos guardias en la entrada. En algún momento tendrán que descansar o despistarse o algo por el estilo. ¡Qué suerte he tenido! Justo ahora hacen el cambio de turno. Solo tengo que trepar por la verja y salir sin hacer ruido. Menos mal que no dependo de mis “superpoderes” inexistentes o que no funcionan. ¡Cómo me duele la mano! Bueno, algo así ya lo habré hecho millones de veces. Vamos… Bien, ya estoy arriba. Ahora me dejo caer. ¡Joder! ¡Cómo resbala este suelo! Casi me caigo. Oh, oh. Parece que los guardias han oído algún ruido que yo he hecho. Vienen hacia aquí. Debo correr a cubierto.
Ya estoy escondido. ¡Vaya! Ese guardia está mirando hacia aquí. Seguro que me ha visto. Viene hacia aquí. Estoy perdido. Otra vez. ¡No puede ser! ¿Se ha dado la vuelta? ¿Por qué? Si me había visto y yo no tenía escapatoria. Vaya, y se va de aquí. ¡Se me olvidaba! Ellos no ven como yo puedo ver. Ja, ja, ja. Esto me empieza a gustar. Eso de que tú veas a alguien en la noche y el otro no vea más que oscuridad me gusta. Tenía razón el Líder. Mola mucho. Bueno, ahora cogeré el Búho bus y me iré al centro, a ver que hago ahora. Supongo que buscaré a Alfa, a ver si lo encuentro.